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Institucional

La Romareda se volcó por su capitán

Cerca de 24 000 espectadores arroparon a Zapater en su despedida

La noche del viernes dejó al margen la disputa del último partido de liga, que finalizó con empate a uno entre Real Zaragoza y Club Deportivo Tenerife. Una afición entregada, lo dio todo desde el primer momento para mostrar su respeto y cariño a Alberto Zapater en su último partido en el club zaragocista.

Con la salida de los onces al terreno de juego, en el fondo norte se dibujó un enorme 21 flanqueado por las palabras "ETERNO CAPITÁN" mientras la afición entonaba el himno del Real Zaragoza. Era el prolegómeno de una noche dedicada a Zapater.

En el minuto 21 del partido, la grada comenzó a cantar y aplaudir al unísono "Zapater, te quiero". A lo largo del partido, el cántico se reprodujo en diversos momentos del encuentro y, con la sustitución del capitán en el minuto 93, una gran ovación inundó el estadio.

Al finalizar el encuentro, un largo pasillo se formó a la salida del túnel de vestuarios compuesto por la plantilla zaragocista, leyendas del club, excompañeros, exentrenadores, amigos y familiares de Alberto. Los jugadores y cuerpo técnico del club canario, también permanecieron sobre el terreno de juego para mostrar sus respetos al capitán zaragocista en su despedida.

Zapater atravesó el pasillo flanqueado por sus hijos y aplaudido por todo el estadio. En el centro del terreno de juego le esperaba la Supercopa, la competición de su debut y su primer y único título con el equipo de sus amores. 

El presidente zaragocista, Jorge Mas, le impuso la insignia de oro y brillantes del Real Zaragoza; y el capitán la brindó a la grada. 

Cristian Álvarez, Álvaro Ratón y Jair Amador, como capitanes, le entregaron su camiseta enmarcada y firmada por todos sus compañeros. Los cuatro se fundieron en un cómplice abrazo.

Víctor Muñoz, otra leyenda zaragocista y el entrenador que le hizo debutar en esa final de la Supercopa, le entregó un cuadro con el nuevo brazalete, que Zapater estrenó en este último choque liguero.

Nadia López, jugadora del alevín femenino, y Álvaro López, del alevín A masculino, hicieron entrega de dos ramos de flores para María y Delia, la esposa y la madre de Zapater.

Tras la entrega de obsequios, Alberto se dirigió a la grada visiblemente emocionado. "He llorado estos días pero habéis conseguido que sonría". Mirando a una grada repleta de aficionados, explicaba a su hijo lo que es el Real Zaragoza: "Lo que se vive aquí, no se vive en otros equipos; esto es el Real Zaragoza, esto es La Romareda".

Alberto tuvo un recuerdo especial para su padre, fallecido en 2015: "Aquí falta una persona, que es mi papá", y recordó cómo iba con él y su hermano de aficionado a La Romareda.

"Soy lo que soy gracias al Zaragoza. Habéis conseguido que sea feliz", dijo el capitán antes de comenzar a cantar el himno para que le siguiese toda la afición presente en el estadio con las bufandas al cielo.

Para finalizar, toda la grada se iluminó con las linternas de los móviles para entonar de nuevo el "Zapater, te quiero" al tiempo que saltaban unas torres de fuegos artificiales amarillos y rojos para formar las barras de Aragón. Los jugadores zaragocistas, rodearon al ejeano para mantearlo en este escenario. 

Una gran foto de familia en el centro del terreno de juego culminó el acto, antes de que Zapater recorriese el campo para agradecer a todos su presencia al son de Carpintero de condenas, de los ejeanos Tako, que retumbaba en la megafonía.


¡Gra21ias capitán! ¡Volveremos! 🦁

¡Mira aquí la galería del homenaje!