En el encuentro ante el Albacete Balompié disputado en el Estadio Carlos Belmonte, los seguidores blanquillos demostraron nuevamente que la pasión por el Real Zaragoza no entiende de kilómetros, y los desplazados a tierras manchegas volvieron a no fallar en su cita con el conjunto aragonés.
A pesar de las adversidades y contratiempos que se fueron sucediendo en los primeros cuarenta y cinco minutos, los aficionados zaragocistas mantuvieron firme su propósito de acompañar a sus futbolistas, y no dudaron en transmitir todo su apoyo al equipo en los momentos más difíciles del duelo.
Así, la entereza y la casta evocada desde la grada visitante se traspasó al terreno de juego, y los jugadores blanquillos mostraron una capacidad de reacción encomiable, sacando su orgullo zaragocista, aquel que tan bien representaban los aficionados presentes en el Belmonte.
Cada acercamiento del Real Zaragoza era un estímulo motivador para los seguidores desplazados, que veían como, lo que parecía imposible al finalizar la primera parte, podía materializarse con una remontada en el segundo acto.
El gol de Marc Gual fue la prueba de que era posible, de que tanto equipo como afición creían en ello; y el de Álvaro Vázquez certificó la primera remontada de la temporada, una que habría sido más difícil sin la fiel convicción de los seguidores blanquillos; una afición que nunca falla.
